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Cuestionario literario: Álex Chico

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Javiera Gaete Fontirroig, Álex Chico, cuestionario
Escritor Álex Chico. Fotografía: Javiera Gaete Fontirroig

 

“La autoedición tiene un problema no resuelto. Me refiero a la distribución, al terrible mercado de la distribución. Puedes lanzar una obra autoeditada que dé cien mil vueltas a una obra publicada por una editorial y, sin embargo, es probable que no alcance los canales adecuados para distribuirla. Si muchas librerías no aceptan obras que no tengan una distribuidora detrás, es muy difícil dar salida a esos libros. No digamos ya en promocionarlos dentro de la propia librería. Por eso es tan necesario huir de la concentración de las grandes editoriales y de las librerías que sólo reflejan ese exiguo mercado”. A.C.

1 ¿Cuándo comenzaste a escribir y con qué pretensiones?

Puedo identificar tres momentos. Primero, durante los fines de semana de mi infancia. Me levantaba pronto y, mientras esperaba a que se despertaran mis padres, me dedicaba a escribir cuentos sobre los héroes que tenía por aquel entonces (protagonistas de películas, futbolistas…). Más tarde, en los años de adolescencia, escribía canciones o poemas, casi todos con temas similares. Eran textos impulsivos, muy del momento (amor, incomprensión, aislamiento, cosas así). Por último, cuando tenía unos veinte años, quizás el verdadero momento en el que sentí que detrás de esos poemas se escondía algo parecido a la pretensión de convertirme en escritor. En esos textos se encerraban casi todos los temas que he desarrollado después.     

2 ¿Planificas los libros antes de sentarte a escribirlos o surgen sobre la marcha, al hilo de tus pensamientos, sin planificación?

Cuando escribo un libro de poemas no hay apenas planificación. Sé que hay piezas que se van ensamblando hasta formar un libro, digamos, unitario. Tal vez el motivo que impulse a la escritura de esos poemas sea, casi siempre, el mismo, pero no diría que existe una idea previa. Cuando he escrito ensayo o nouvelle sí existe una planificación, un diseño o un mapa anterior a la escritura. Eso no significa que no haya sido capaz de dejarme llevar por la lógica interna de la narración, que a veces escapa al propio autor. Sin embargo, sí que prefiero tener un plan preestablecido, porque hacerlo de otra manera, sobre la marcha, me ha hecho abandonar la historia que tenía entre manos.  

3 ¿Cuál es tu género preferido como escritor y cuál como lector?

Supongo que depende del momento. Como lector trato de ser lo más ecléctico posible. Esa heterogeneidad se refleja, por fuerza, en lo que escribo. Soy lector de poesía, de novela y de ensayo. Mi gran reto es unir esos tres géneros en una misma escritura. 

4 ¿Escribes pensando en un lector específico o crees que cualquier persona es un lector en potencia de tu obra?

El primer lector de una obra es el propio autor. Quizás por eso uno intenta escribir lo que le gustaría leer. Puede que ese proceso sea inconsciente, inexplicable, pero está ahí, como una presencia ausente. A lo que aspira, en parte, un escritor es a imponer su propia tradición y, justo después, mostrar al público su forma de interiorizar o de reactualizar esa tradición personal. En el fondo, lo que busca es generar el mayor número de lectores no sólo de su propia obra, sino de las lecturas que tiene detrás y que le sirvieron de estímulo para construir sus propios libros.  

5 ¿Te costó mucho encontrar editor para tu primer libro?

Claro, sí que me costó. Y eso es, me parece, algo bueno, porque comencé a asumir que la literatura lleva aparejada otros factores que forman parte también del proceso creativo: la búsqueda, la frustración, el fracaso, la persistencia. A veces tengo la sensación de que la escritura, o el camino de la escritura, no es más que un ejercicio de resistencia. Eso es bueno aprenderlo cuanto antes.

6 ¿Qué opinas de los muchos premios literarios que se convocan hoy día?

Ese es un tema que está relacionado, en parte, con la pregunta anterior. Me refiero a la frágil línea que separa el éxito del fracaso. Algo que no es fácil de asumir del todo. Lo que se debe exigir a un premio es que provoque más literatura. Tanto da que se gane como que no se obtenga premio alguno. Lo importante es que uno sea capaz de sobreponerse a ellos y los revierta en un estímulo para seguir adelante. Dicho esto, no podemos obviar que buena parte de los premios que se convocan en este país son, cuando menos, dudosos, turbios, demasiado favor de ida y vuelta, demasiados intereses que apenas tienen que ver con la calidad de una obra, sino con otras motivaciones, digamos, espurias.  

7 ¿Vivir de la literatura es una utopía?

Depende. A mi caso me remito. Si yo mismo no me hubiera pasado buena parte de la carrera leyendo poesía contemporánea española, seguramente no hubiera aprobado años más tarde un examen de oposición. Si la pregunta se limita solo a si es posible vivir exclusivamente de la obra de uno, no diré que es una utopía, pero casi.

8 ¿Qué diferencias encuentras entre el mundo editorial de tus inicios como escritor y el actual?

Sin ninguna duda, existe una mayor democratización, un ensanchamiento de miras y proyecciones. No sólo en el mundo editorial, sino también en la prensa cultural. Poco a poco, esa voz única se va diluyendo y, en compensación, surgen una multiplicidad de perspectivas que antes no existían o estaban solapadas. Esto tiene que ver, principalmente, con el trabajo de editoriales independientes o de revistas que ya no están tan preocupadas por los criterios de mercado. En el mundo de la poesía eso se ve de forma muy clara. Quizás en ese aspecto el universo poético va un paso por delante que otros, como el de la narrativa. Tal vez porque al ser mucho más minoritario permite arriesgar más. 

9 ¿En qué medida crees que pueden ayudar las redes sociales a difundir la obra de un escritor?

Por lo que decía antes: porque permite que no haya una única voz. Uno puede promocionar su obra sin necesidad de aparecer en unos pocos medios. Sin duda, las redes sociales han democratizado más ese espacio. Sí, tal vez haya más intrusismo, tal vez esa exposición inmediata pueda confundir y haya que realizar un mayor esfuerzo de criba. ¿Pero acaso todo lo que se publicaba antes en determinados medios ya era bueno simplemente por aparecer ahí? En esto, la nueva literatura y la nueva política van de la mano.   

10 ¿Qué opinas del libro digital?

Como no tengo una opinión demasiado cerrada al respecto, supongo que me quedo en un terreno fronterizo. Es decir, no podemos minusvalorar un hecho que ha venido para quedarse, y a la vez no debemos pensar que eso vaya a sustituir al papel. Hay otros mercados, como el noruego, que apuestan mucho por la edición y por sus autores, y sin embargo no dan tanta importancia al libro digital. Tengo la sensación de que el libro digital se impondrá a la edición clásica si es capaz de generar una nueva literatura, una literatura distinta, acorde con ese formato. Hasta entonces, no creo que exista ningún sorpasso.

11 ¿Qué opinas de la autoedición?

La autoedición tiene un problema no resuelto. Me refiero a la distribución, al terrible mercado de la distribución. Puedes lanzar una obra autoeditada que dé cien mil vueltas a una obra publicada por una editorial y, sin embargo, es probable que no alcance los canales adecuados para distribuirla. Si muchas librerías no aceptan obras que no tengan una distribuidora detrás, es muy difícil dar salida a esos libros. No digamos ya en promocionarlos dentro de la propia librería. Por eso es tan necesario huir de la concentración de las grandes editoriales y de las librerías que sólo reflejan ese exiguo mercado.

12 ¿Consideras positivos los talleres de escritura creativa o piensas que no se puede enseñar a escribir?

Muchos amigos se dedican a impartir clases en talleres de escritura y estoy seguro de que su enseñanza puede ser de gran utilidad. Se puede enseñar a escribir siempre que el alumno tenga clara una cosa: a la escritura se llega por necesidad, no por utilidad. Quien se acerque a esos talleres con prisa y con pretensiones inmediatas es mejor que se quede en casa. 

13 Con el paso de los años algunos escritores acaban eliminando ciertos títulos de su semblanza. Aunque no precisamos conocer el nombre, ¿hay algún libro de los tuyos que te satisficiera en tus inicios, pero que ahora preferirías no haber escrito?

No es mi caso. Es verdad que no tengo un volumen de obra publicada tan extenso como para renunciar tan pronto a alguna de ellas. Aún puedo responder por cada uno de los seis libros que he dado a imprenta. Tal vez lo que no haría es resolver algunos versos o algunos poemas de la misma forma. Por otra parte, soy consciente de que si no hubiera escrito ciertas cosas de la manera en que lo hice, luego no hubiera sido capaz de llegar a otros terrenos con los que ahora me siento un poco más cómodo.

 Álex Chico

14 Para ese lector que aún no ha leído nada tuyo, por favor, recomiéndanos uno de tus libros. Cuéntanos brevemente cómo fue el proceso de creación y por qué has elegido ese título y no otro con vistas a nuevos lectores de tu obra.

Por la cercanía, y a riesgo de resultar poco original, le recomendaría mi último libro, Sesenta y cinco momentos en la vida de un escritor de posdatas. Lo elijo porque en pocos libros me he aproximado tanto a eso que comentaba antes de mezclar géneros. Con él tengo una historia curiosa: algunas librerías lo han incluido en su sección de narrativa. Otras, en las estanterías que dedican a crítica y teoría de la literatura. Incluso en alguna anda en las baldas de poesía. En ese libro concentro buena parte de mis notas acerca de la escritura, el viaje y la memoria, los tres temas que más me han obsesionado durante todo este tiempo. Lo interesante para mí de un libro como ese es la idea compositiva que está detrás: no lo firmo yo, sino un escritor apócrifo, casi olvidado, al que llamaremos E.P. No es más que le técnica del manuscrito encontrado, a partir de unas cuantos apuntes que he ido recopilando durante los últimos diez años. Es decir, lo que se propone es desarrollar o poner en práctica una idea en la que creo profundamente: a la literatura sólo se le puede responder con más literatura.

15 Recomiéndanos, por favor, dos libros cuya lectura te haya impactado. Uno de un autor clásico y otro de un autor contemporáneo. (Da igual el género).

Si a Jean-Paul Sartre le podemos considerar ya un clásico, elegiría una de sus nouvelles: La infancia de un jefe. No tengo ninguna duda de que la lectura de ese libro marcó un antes y un después en mi vida. Quizás suene desmesurado, pero es así como lo veo. De autores contemporáneos, citaré a dos que me apasionan: Patrick Modiano y W. G. Sebald. El título que elijan me es casi indiferente, aunque uno sienta predilección por La trilogía de la ocupación y por Vértigo. Si ambos autores hubieran escrito un libro juntos, quizás yo ya no tendría la necesidad de escribir más. En ocasiones, medio en broma medio en serio, me digo a mí mismo que trato de escribir ese libro conjunto.

Muchas gracias. Te deseamos mucha suerte en todos tus proyectos literarios.

Más información sobre las encuestas literarias en Grandes Libros.


Álex Chico (Plasencia, 1980) es licenciado en Filología Hispánica y DEA en Literatura Española. Ha publicado el cuaderno de notas Sesenta y cinco momentos en la vida de un escritor de posdatas (La Isla de Siltolá, 2016), la novela de ensayo ficción Un hombre espera (Libros en su tinta, 2015) y los libros de poemas Habitación en W (La Isla de Siltolá, 2014), Un lugar para nadie (De la luna libros, 2013), Dimensión de la frontera (La Isla de Siltolá, 2011) y La tristeza del eco (Editora Regional de Extremadura, 2008), además de las plaquettes Escritura, Nuevo alzado de la ruina y Las esquinas del mar. Sus poemas han aparecido en varias publicaciones (Turia, Espiral, Cuaderno ático, Suroeste, Litoral, Estación Poesía  o Paralelo Sur, entre otras), y en diferentes antologías (Punto de partida. Jóvenes poetas en España, UNAM; Matriz desposeída. Últimas voces de la poesía extremeña, El Brocense; Todo es Poesía en Granada, ed. Esdrújula; Antología de poesía joven: Doce nuevos poetas, revista Alga). Ha ejercido la crítica literaria en diversos medios, como Ínsula, Cuadernos Hispanoamericanos, Nayagua, El Cuaderno, Excodra, Revista de Letras, Clarín o Ex Libris. Fue cofundador de la revista de humanidades Kafka. En la actualidad ejerce de profesor en un instituto de El Prat (Barcelona) y forma parte del consejo de redacción de Quimera. Revista de Literatura. (Facebook).

Francisco Rodríguez Criado es escritor y corrector de estilo y trabaja como redactor de contenidos para publicaciones de diversa temática. Su blog Narrativa Breve es uno de los espacios literarios más leídos en lengua castellana. El diario Down, testimonio literario sobre la paternidad y el síndrome de Down, es su último libro. (Web) (Facebook).


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